Qué es un proxy de traducción (I)

Localización, Tecnología

¿Qué es un proxy de traducción?

Aunque ya hace tiempo que existe esta tecnología, muchos profesionales del idioma no lo tienen claro todavía. Por este motivo me gustaría explicar en qué consisten y aclarar qué hacen los proxies de traducción (y qué no hacen y qué no son).

En un lenguaje sencillo, sería una capa de traducción integrada en la superficie del sitio web que ve el navegante y donde aparecen en tiempo real las traducciones almacenadas en una memoria de traducción. Las traducciones pueden guardarse en la nube o un servidor dedicado de la agencia de traducción o del cliente.

El contenido de la memoria de traducción lo redactan traductores humanos. El traductor puede trabajar directamente en esta capa externa de la web o bien traducir el contenido con la memoria de traducción que prefiera, y luego subir la traducción a la memoria. (Evidentmente, la memoria de traducción puede contener traducción automática, aunque no lo aconsejamos.)

Los textos en el idioma de partida se encuentran en el servidor del cliente. La traducción (pero no el sitio en sí) flota en la nube del proxy de traducción.

Cuando un navegante visita una web en su idioma de preferencia, éste verá la web del cliente con una traducción que, digamos, “flota” sobre la interfaz del sitio web.

¿Qué tiene esto de particular? ¿Qué ventajas tiene para el traductor y para el creador de contenidos?

¿Recuerdas cuando para tener una web tenías que llamar a un programador de PHP, Java y HTML y necesitabas tocar código para actualizar o cambiar cualquier cosa? Todo esto terminó hace una década cuando irrumpieron en el mercado plataformas de gestión de contenido como WordPress, Joomla, Typo3 o Drupal, entre otras. Tener una web sencilla donde publicar contenido estaba ya alcance de todo el mundo sin necesidad de conocimientos técnicos.

Con la aparición de los proxies de traducción está ocurriendo algo similar en el campo de la traducción web. El contenido ya no se encuentra en archivos, sino que está en los sistemas de gestión de contenido y en sus bases de datos, aunque para extraer dicho contenido se requieren complicadas técnicas. Si bien todo esto ya ha cambiado. Gracias a las soluciones de proxies de traducción ya no son imprescindibles complejas soluciones para traducir el contenido de una web.

Vamos a repasar los pasos tradicionales de un proyecto de traducción web:

  1. Evaluar la magnitud del proyecto y preparar un presupuesto

Para confeccionar un presupuesto, los traductores necesitan analizar el contenido, es decir, contar las palabras. Pero en el caso de un sitio web, esta tarea no es tan sencilla. El contenido de las actuales webs proviene de bases de datos, no de archivos HTML. Resulta prácticamente imposible analizar todo el contenido desde un simple navegador. Ni qué decir tiene cuando tenemos una tienda online con miles de páginas dinámicas. ¿Qué hacer? Muy simple: el cliente le da al traductor acceso directo al sistema de gestión de contenidos o CSM (de Content Management System). En este caso, el traductor tiene que enfrentarse a los entresijos de un sistema de gestión de contenidos.

O bien el traductor puede insistirle al cliente para que le entregue los documentos a traducir y que alguien de la empresa haga luego un corta y pega. Incluso para una gran empresa con un departamento de informática, esto puede suponer mucho tiempo y dinero, por no hablar de las pequeñas y medianas empresas con recursos informáticos limitados. Estos gastos extra pueden suponer un freno a la localización de una web.

  1. Siguiente paso. El traductor envía un presupuesto, las partes llegan a un acuerdo y conseguimos exportar todo el texto en formato XLIFF.  Lo importamos todo al software de gestión de traducción y empezamos con la traducción. Lo más seguro es que alguien de la empresa se encargue de importar la traducción al CMS, o de copiarlo y pegarlo todo manualmente. Parece rápido y sencillo, ¿no?
  1. Pues ya lo tenemos todo. A menos que uno de nuestros clientes internacionales se ponga en contacto con la empresa y nos comente que algunas traducciones están fuera de contexto, suenan raro o se salen de algún botón o recuadro. Hay que volver a revisar toda la web y arreglar de nuevo lo que esté mal.
  1. Pero espera ¡este contenido no está al día! Y volvemos a repetir todo el proceso de principio a fin.

Para el traductor y para la empresa, este proceso es un quebradero de cabeza. En las multinacionales existen departamentos dedicados exclusivamente a gestionar los proyectos de traducción de la web, y personal informático encargado de importar y exportar contenido. Todo esto requiere tiempo, personal y unos gastos fijos.

Las herramientas de traducción basadas en un proxy simplifican estos procesos eliminando la parte técnica, tanto para el cliente como para el traductor.